[2023 - 1] Tras las huellas del golpe para dar vuelta el presente y ganar el futuro
- En clave Roja
- 19 mar 2024
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Actualizado: hace 6 días
Por Daniel Gorber - Trabajador de CNEA

Recuperar la memoria sobre las desapariciones de los trabajadores en los organismos de ciencia y tecnología no es solo un ejercicio necesario para reconstruir el pasado, sino por sobre todas las cosas para pensar nuestro presente y transformar el futuro.
La dictadura no solo fue el terror y la represión. Tenía un plan, un interés de clase. Quiso sellar por generaciones un modelo social y económico donde la clase capitalista impusiera las condiciones de vida, de producción y desarrollo científico tecnológico al servicio de sus ganancias. Los grupos económicos que sostuvieron e impulsaron el golpe hoy siguen más vigentes que nunca en sus posiciones de poder. Los cuarenta años de democracia que le sucedieron a la dictadura se desarrollaron sobre las bases del modelo social y económico que impuso la represión en los 70.
Represión, desapariciones y una orientación de clase.
La historia de la represión estatal del último golpe militar aún se sigue reconstruyendo. Los testimonios y la lucha de años de investigacion por parte de organismos de derechos hum
anos, sobrevivientes y profesionales han sacado a la luz los alcances del plan sistematico de desaparición de personas y tambien de los objetivos estrategicos que se buscaron implementear a traves del terrorismo de Estado.
Aquí nos proponemos un breve repaso sobre las desapariciones y sus consecuencias en los organismos de ciencia y tecnología:
En la CNEA (Comisión Nacional de Energía Atómica) fueron 21 los trabajadores desaparecidos, entre técnicos, investigadores, administrativos y estudiantes.
Algunos de ellos, dedicados al campo de la física nuclear, al estudio de materiales y a desarrollos ligados a instalaciones como las centrales nucleares. La persecución se concentró sobre quienes tenían una militancia política, a tal punto que hace unos años se dieron a conocer los legajos paralelos que confeccionó la institución como parte de las tareas de inteligencia. Esta represión se dió mientras los lineamientos generales del plan nuclear eran conducidos a un sobredimensionamiento por el interés estratégico que tenía el sector para los militares ante futuros conflictos, y del que se beneficiaron las grandes empresas contratistas ligadas a la junta militar (entre las que se encontraba Techint). Ese plan fue paralizado bajo el gobierno de Alfonsín al retornar la democracia en un contexto de crisis de deuda aguda y luego con Menem se produciría un desguace donde los sectores productivos serán reorientados hacia empresas de composición mixta (con participación de privados).
El caso del INTA ha sido bien reconstruido por la investigadora Cecilia Gargano. Los mecanismos represivos en el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria modificaron el perfil y la orientación de las tareas de extensión rural generando un impacto en las agendas de investigación. Allí hubo 6 trabajadores desaparecidos, cientos de cesanteados y una profundización de la orientación del instituto hacia los intereses de los grandes terratenientes y sectores del capital concentrado, mientras se clausuraron las agendas de investigación “en disputa”, que buscaban integrar los aspectos sociales con los de la producción atendiendo a las profundas desigualdades e inequidades del sector.
En el CONICET(Consejo Nacional de Investigaciones Científicos y Técnicas) la política de la dictadura consistió en separar el grueso de sus investigaciones de aquellas desarrolladas por las universidades nacionales. Bajo esta metodología se buscaba autonomizar al CONICET y orienta
r la investigación de forma más sencilla al servicio de los intereses del gobierno militar. Hasta el momento se reconstruyeron las historias de 8 investigadores desaparecidos, pero fueron cientos los casos de agentes expulsados por el organismo o de quienes tuvieron que exiliarse para escapar de la represión.
En el INTI (Instituto Nacional de Tecnología Industrial), se conoce la historia de por lo menos dos trabajadores desaparecidos. Uno de ellos, Alfredo Giorgi fue secuestrado en el mismo laboratorio donde trabajaba. Como en los casos anteriores, los cesanteados fueron cientos y la política de flexibilización de las importaciones impactó de lleno en la actividad del Instituto.
Como vemos en este pequeño e incompleto repaso, los empresarios del sector privado aparecen como grandes beneficiarios de las políticas implementadas en CyT por la d
ictadura. Cuando hablamos de golpe “civico” además de militar (y eclesiastico) hablamos de una de las patas menos mencionadas por los diferentes relatos sobre los 70. Nos referimos al empresariado nacional, transnacional y a la embajada norteamericana. La represión y el contenido de las políticas que implementó la dictadura en materia de investigación y desarrollo científico tecnológico tenían un claro contenido de clase. Sus consecuencias no terminaron en 1983 sino que marcaron el rumbo del sector en las siguientes décadas. El modelo neoliberal fue tomado como regla y fundamento. El menemismo de los 90 mandó a los científicos “a lavar los platos”. Esto iba de la mano del objetivo de privatizar todo lo que podía ser saqueado. En las universidades se implementó la Ley de Educación Superior (unos años despues del nacimiento de la UNSAM) que fue parte del impulso de un paradigma que luego repetirían sucesivos gobiernos: “la colaboración público privada” que es presentada como un mecanismo “virtuoso”, pero donde lo central es que el Estado asume los riesgos y los privados se llevan los beneficios. Ni siquiera a la salida del 2001 y tras la emergencia de una política que llamamos “posneoliberal” (bajo los gobiernos de Nestor y Cristina), se tocaron las bases de este paradigma. Al igual que el crecimiento económico, la reactivación de distintas líneas de investigación, significaron abultadas ganancias para los grupos concentrados (incluidos los que impulsaron el golpe del 76). Esta situación, quedó en parte, expuesta cuando ganó Macri en 2015. El ministro de CyT, Lino Barañao se mantuvo en el cargo al servicio de aplicar un nuevo ajuste (con despidos en el CONICET y también en el INTI). En 2019 el Frente de Todos llegó postulándose como un “gobierno de científicos”. Se hizo fanatico de la articulación “público privada” y hoy prosperan las investigaciones donde laboratorios y grandes empresas ligadas al extractivismo y el agronegocio son las beneficiarias.
Desde las distintas alas del gobierno nacional y la oposición de derecha se insiste en profundizar el rumbo extractivista. La misma CFK lo dijo en un reciente discurso donde además planteó el objetivo de lograr una renegociación con el FMI para seguir pagando la deuda odiosa. La pregunta es: ¿quién se beneficia con todo esto? A 47 años del golpe, queremos abrir esta revista para la reflexión. ¿Queremos una ciencia y tecnología para resolver los grandes problemas sociales como la contaminación del ambiente, la planificación de la economía y la producción para que las mayorías trabajen menos y vivan mejor? ¿Para un desarrollo armónico con la naturaleza?¿o vamos a sostener un modelo que solo busca la expoliación de los recursos naturales y la explotación de los cuerpos al servicio de pagar la deuda y mantener los beneficios de un puñado de empresarios?
La dictadura buscó borrar la lucha y los cuestionamientos de una juventud de estudiantes y trabajadores que luchaba por poner los conocimientos y el desarrollo científico al servicio de la clase trabajadora y el pueblo. Si queremos ganar un futuro que merezca ser vivido, tenemos qu
e pelear y cuestionar este presente. Ese es el mejor homenaje que podemos hacer a los 30 mil compañeros detenidos desaparecidos.
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