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Memoria, democracia y la batalla cultural en tiempos de Milei

Actualizado: 15 may

Conversamos con Micaela Cuesta, docente e investigadora en la Escuela IDAES y Humanidades de la UNSAM y coordinadora del Laboratorio de Estudios sobre Democracia y Autoritarismos (LEDA UNSAM),  sobre los discursos del gobierno, la disputa por la memoria, el avance del autoritarismo y el rol de la comunicación en la lucha por los derechos. En esta entrevista, analizamos cómo el gobierno de Javier Milei construye ficciones para justificar la represión y el ajuste, el peligro de una democracia vaciada de contenido y la resistencia que emerge desde la lucha universitaria y la movilización popular.


Por: Ricardo Leguiza - Secretario de Cultura del CEhum Unsam.





Metamorfosis:

Quería comenzar con una idea que me quedó de tu ensayo publicado en Anfibia “Ruina y Belleza del igualitarismo”, en él desarmas las ficciones a partir de las que el gobierno nacional construye un discurso que justifica la represión estatal y un autoritarismo cada vez más evidente. Una de las ficciones que mencionas es la de “en los dos lados hay violencia”, con la que el gobierno pretende igualar el rol de los manifestantes con el accionar del aparato estatal. y me quedé pensando también, a partir de la comunicación institucional del gobierno, en la que hablando del último golpe militar se propone construir “la memoria completa” poniendo énfasis en la “guerra” que justificaría los “excesos” perpetrados por las fuerzas armadas como si se tratara de un enfrentamiento entre “pares”. Siguiendo esta línea, quería preguntarte sobre cuáles son los riesgos, para vos, de estos discursos que se intentan instalar por parte de los gobiernos que ponen al otro, al opositor, como un enemigo al cual eliminar, el “ellos o nosotros”, el “zurdos van a correr, los vamos a ir a buscar hasta el último rincón de la tierra” etc:


Micaela Cuesta:

Efectivamente hay mucha resonancia en los mecanismos de justificación de la violencia que operan en cada caso y que, habría que admitir, responden a cierto autoritarismo social que antecede a este gobierno. Me refiero a cierta demanda punitiva transversal que, estando presente en la sociedad, este gobierno recoge y amplifica. Pero volviendo a los mecanismos, en ambos se omiten las diferencias entre los agentes en juego y esa es una primera forma de la violencia. La segunda forma es realizar esa omisión en nombre de una supuesta “igualdad”. En el caso puntual que traes, el énfasis en la guerra como “metáfora” de los ‘70 nos lleva rápidamente a la transitada teoría de los dos demonios. Se ha escrito mucho sobre esto, se ha impugnado con argumentos inmejorables esta interpretación, se ha esclarecido con pruebas las zonas polémicas y por fin se ha expedido el poder judicial invalidando esas teorías. Pero, como sabemos, los tiempos de la política no son los del conocimiento o la “verdad” entonces se revive una discusión que, en el campo del saber, estaría saldada. Entonces se nos obliga a volver a recuperar esas voces para tejer renovados argumentos que estén a la altura de una reivindicación extemporánea y violenta.


La demanda de memoria completa tampoco es nueva, pero gana fuerza por la coyuntura histórica. Esa demanda omite una realidad: la memoria histórica por definición forma parte de un proceso de construcción con lagunas, fallido, abierto y en disputa. Y si pudiera existir algo así como una “memoria completa” ella sólo sería posible en el caso en cuestión si quienes perpetraron los crímenes de lesa humanidad pudieran entregar la información de dónde están los cuerpos que aún no aparecieron y los hijos que siguen apropiados.


Las dos narrativas que traes buscan simplificar y dicotomizar el campo social presentando pares homogéneos en su interior y opuestos entre sí: como si hubiera dos bandos (buenos versus malos) y dos memorias (una completa y otra incompleta). Quizás se pueda detectar en ambas una estructura negacionista que, en distintos grado, produce efectos políticos, entre los más evidentes y peligroso está la vocación por establecer una demarcación entre opuestos irreconciliables, antagonizar al punto de tal de identificar al otro como un enemigo cuya existencia amenaza la presencia o permanencia de un supuesto “nosotros”. Esta segunda vía produce climas culturales y políticos de intolerancia que pueden sentar las condiciones de posibilidad para la violencia directa sobre esos otros estigmatizados. En esos climas se debilitan derechos y se generan atmósferas de miedo que socavan, sobre todo, la libertad de expresión.


Metamorfosis:

En el gobierno de Milei la comunicación juega un rol central: en la construcción de estas ficciones que mencionas, en la institucionalización de la teoría de los dos demonios durante la última dictadura, festejando la cantidad de visualizaciones de un tuit como si eso representase alguna adhesión política a su discurso o en el peso que se le da a acciones de carácter simbólico como la demolición de un monumento a Osvaldo Bayer, todo en nombre de una “batalla cultural” ¿Qué explicación le das a este fenómeno? y ¿Cuáles son las tareas que consideras que tenemos quienes entendemos la comunicación como un campo en disputa?


Micaela Cuesta:

La batalla cultural, esa suerte de apropiación por derecha del pensamiento de Antonio Gramsci, es central en el movimiento de la derecha global mucho antes del ascenso de Milei. Efectivamente en el centro de la disputa económico-política actual se sitúa la voluntad de barrer con todas aquellas reivindicaciones asociadas con “la cultura” y el género pero que responden a ideas o principios asociados a una profundización democrática de las sociedades y a una ampliación de derechos cuyos efectos son económicos. En la demanda de derechos de los movimientos feministas que están en el ojo de la tormenta y que constituye uno de los blancos privilegiados de las derechas no sólo se trata de reconocimientos de la diferencia (asociados a la identidad sobre todo) sino también y fundamentalmente de derechos a la igualdad (brechas de género, no reconocimiento del valor producido por nosotras). Los feminismos representan la lucha por una concepción radical de la igualdad que incorpora dentro suyo el reconocimiento y respeto por la diferencia. Esta tensión resulta insoportable para gran parte del gobierno actual y para una porción significativa de la sociedad. A lo que se le da batalla es a la posibilidad de un imaginario emancipatorio donde pueda convivir un concepto denso de igualdad (que desborda ampliamente la igualdad de oportunidades) y, en simultáneo, la reivindicación de la diferencia de identidades y estilos de vida posibles.


Esa batalla cultural se libra en distintos ámbitos. Las redes sociales no escapan a ella, más aún estos discursos neoconservadores y reaccionarios encuentra allí un lugar privilegiado, pues algunas de estas expresiones habiendo sido marginadas de la conversación pública tradicional, de los medios tradicionales encontraron en los recovecos de la web un lugar para anidar y reproducirse. Consolidándose a través suyo fueron penetrando otras audiencias y ganando centralidad. Con la ayuda inestimable de los líderes y dueños de estas plataformas que tienen ideas afines, generaron adhesiones más amplias.


Más aún, muchos de estos líderes de la derecha emulan en sus formas de hablar y comunicarse las lógicas propias de estas redes. Como sugieren algunos autores se trata de presidentes trolls que activan tácticas del bait y movilizan todos esas modulaciones de la nueva era digital en favor suyo.


Quienes se dedican a la comunicación deberían, por supuesto, estar muy atentos a estas nuevas transformaciones y sobre todo al vínculo complejo entre estas tecnologías y el lenguaje, los lenguajes políticos, los lenguajes sociales. En fin, preguntarse cómo estas nuevas técnicas performan o reconfiguran las relaciones sociales y las subjetividades contemporáneas.


Metamorfosis:

Estos días fue noticia la enorme movilización del 24 de marzo, que mostró plazas y calles colmadas en todo el país. Y quería pedirte una reflexión sobre esta jornada, que no solo es conmemorativa sino la reivindicación a toda una generación de estudiantes, obreros y militantes que se proponían transformar la realidad. Ante un gobierno que actualmente milita el individualismo, la meritocracia y la represión del que se manifiesta por sus derechos como políticas de estado, ¿Qué reflexión te merece esta fecha? 


Micaela Cuesta:

El 24 de marzo es una fecha emblemática, porque no sólo renueva el mandato histórico y moral del Nunca Más sino también porque actualiza las luchas que se encontraban en la base de aquellos movimientos sociales y políticos. No sería quizás tan adecuado afirmar que desde siempre los 24 de marzo han sido una reivindicación de esa generación de estudiantes, obreros y militantes que querían cambiar el mundo…los contenidos de esas movilizaciones fueron heterogéneos y no siempre, ni necesariamente, la defensa a la democracia y los DDHH coincide con el ideario de los ’70 que tampoco está exento de diferencias internas. Cada año es particular, pero este tiene un valor mayor porque en un momento de altísima fragmentación social y atomización política, los organismos de DDHH junto a sindicatos y partidos políticos decidieron luego de 20 años marchar unidos (1). Eso no significa claudicar reclamos o disolver las disputas internas, sino entender que ellas pueden articularse de formas virtuosas y persistir en esa tensión junto a otras. Es una decisión inteligente basada quizás en una escucha atenta a lo que demandan sectores importantes y algo huérfanos de la sociedad.


La memoria, siempre en disputa, es también la memoria de la organización de la sociedad civil con la que se arrasó, de las demandas de igualdad que se pretenden borrar, del trabajo comunitario en favor de las poblaciones más vulnerables, de la potencia de una sociedad que cree que las situaciones de injusticias pueden transformarse. Los 24 de marzo, creo yo, deberían además poder recordarnos como sociedad cuánto de lo que se inició allí a través de la violencia sistemática se prolonga hoy: no sólo el modelo económico sino también las complicidades múltiples y diferenciales del poder judicial, de las distintas corporaciones, de sectores significativos de la sociedad civil. No dejará de haber 24 de marzos mientras existan vidas dañadas, promesas incumplidas, amenazas a la democracia. 




Metamorfosis:

Hay una frase muy recordada de Raul Alfonsin, en uno de sus discursos en la que afirma “con la democracia no solo se vota, con la democracia se come, se cura, se educa”. Sin caer en literalidades, en los últimos años la democracia como la conocemos, ha mostrado contradicciones y que difícilmente pueda cumplir estas promesas cuando el problema de la deuda externa, con el FMI, por ejemplo sigue tan vigente. La Cámara de Diputados aprobó hace unos días un DNU que autoriza al gobierno nacional a volver a endeudarse con el Fondo profundizando así la dependencia. Considerando todo este contexto queria consultarte cuáles son, según tu punto de vista, los desafíos de la democracia, pero también del pueblo trabajador que está empezando a responder y a organizarse en defensa de las libertades democráticas, en defensa de la educación y salud pública, en defensa de las jubilaciones y también del derecho a manifestarse ante la avanzada de un gobierno autoritario.

 

Micaela Cuesta:

Las democracias actualmente existentes están asediadas por la profundización del modo de producción capitalista, por su reconfiguración ideológica neoliberal y por una reorganización de los agentes del poder en términos geopolíticos. Estas transformaciones hacen crujir a las instituciones de la democracia que, en muchos casos, se muestran impotentes a la hora de dar respuestas a demandas de derechos y reconocimiento por parte de la sociedad. Esa impotencia genera desconfianza en los ciudadanos, afectando su legitimidad.


La democracia se vuelve cada vez más formal, como si sólo se definiera por algunos elementos que si bien son importantes no la agotan, como son las elecciones periódicas, la competencia entre partidos políticos y la libertad de expresión. Reducida a esos componentes se olvida que la democracia es también la promesa de una sociedad igualitaria, con justicia social, con convivencia en y con la diferencia. Es, tal vez, por el incumplimiento de esas promesas a partir de la crisis del Welfare State (2) que grupos crecientes de la sociedad montados en viejos prejuicios se sumaron a expresiones políticas que cuestionan la democracia. Sin esos componentes más sustantivos la democracia se diseca, pierde significado y deviene una herramienta para legitimar gobiernos corporativos que se desentienden de todo aquello que no tenga que ver con su interés económico político.


Ante este escenario sería conveniente indicar de dónde proceden los límites de la democracia, buscar rescatar sus sentidos dormidos para poder despertarlos y

redimirlos. Para ello es necesario regenerar espacios comunes donde se realicen otras prácticas, donde esos límites puedan ser reflexionados, donde emerjan esos sentidos a ser disputas y se produzcan las condiciones histórico sociales para hacerlos valer y, luego, cumplir. Ello supone hacernos cierta violencia a nosotros mismos para derribar lo que cada uno y una tiene de neoliberal, de individualista, de meritocrático de mercado. Y digo meritocrático “de mercado” porque creo que se confunden en este punto los términos del debate. Es difícil encontrar sociedades que carezcan de estructuras meritocráticas, pues el mérito es una forma de entender la justicia de la distribución social del honor, el estima y el prestigio. El problema no es mérito sí o mérito no. El dilema es más complejo y apunta a qué modalidades de mérito se aproximan más a una concepción ético política de justicia para una sociedad que se quiere democrática y cuáles no. 


Metamorfosis:


Para cerrar, el 2024 estuvo atravesado por la lucha universitaria. La pelea por el presupuesto, por el salario de los trabajadores docentes y no docentes cobró dimensiones históricas con asambleas masivas, tomas, clases públicas, enormes movilizaciones. Este año comenzó con paros docentes y no docentes por salario y la situación presupuestaria sigue siendo crítica porque el presupuesto sigue congelado desde el 2023. Como docente e investigadora de la universidad pública ¿Cómo ves está situación? Y qué expectativas tenés también considerando el hecho que se demostró en la enorme lucha del año pasado que la educación pública es una conquista que el pueblo está dispuesto a defender.

 

Micaela Cuesta:


Si algo nos diferencia, en el buen sentido, del resto de los Estados nacionales del mundo es nuestro sistema universitario público. Por su carácter abierto y gratuito y fundamentalmente por su calidad que, con altibajos, ha logrado sostenerse a pesar de las restricciones presupuestarias históricas. Esto que puede ser un valor no debería naturalizarse ni celebrarse, pues esa vocación y creatividad de nuestros docentes e investigadores debería corresponderse con un reconocimiento material auténtico. 


Esto que asociamos a una fortaleza puede convertirse súbitamente en una debilidad mortal si se avanza con el desfinanciamiento, el desmantelamiento y la excesiva neoliberalización de las profesiones. Debemos recordar y recordarnos que la universidad no sólo produce licenciados, técnicos, expertos como mano de obra para el mercado sino también y fundamentalmente ciudadanos democráticos, autónomos, críticos y autorreflexivos. Esta tarea es la más difícil y desafiante para los gobiernos de todos los tiempos, pero también para la propia comunidad universitaria de la que los estudiantes son una parte fundamental. Esa tarea se realiza con compromiso con la lectura, con apertura al diálogo y la crítica autorreflexiva, con escucha de otros, con investimentos afectivos, con el cuidado amoroso de los espacios comunes. Pero nada de esto está presupuesto.


Si algo nos ha enseñado la historia es que la historia no enseña, por paradójica que pueda sonar esta afirmación. No hay prácticas, instituciones ni derechos conquistados que estén garantizados de una vez para siempre, cada derecho es, como decía Arendt, una lucha por los derechos. Cada prerrogativa debe ser reivindicada cada cierto tiempo, refrendada por nuevas generaciones, aggiornada, si quiere trascender



Notas:

1  Hubo una sola marcha multitudinaria con la propuesta por parte del Encuentro Memoria, Verdad y Justicia de que se lean dos documentos, lo desarrollamos en esta nota del presente número

2  Estado de Bienestar.


 
 
 

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