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Tribuna Literaria abierta

Este espacio surge para darle lugar para quienes quieran compartir sus escritos. En este numero compartimos escritos de : Lu, Valentín M y el Negro Cuenca.

Si queres compartir tu arte, podes escribirnos.


1 - Colaboración de Lu


¿Estaré viviendo o estaré soñando? ¿Qué me garantiza estar viva? Y si ya conozco la otra esquina? Y si ya pasé hacia ese lado donde todo se repite como un loop interminable? El ambiente me resulta mayormente sofocante y sin embargo lo respiro, lo inhalo con una voracidad de Bucéfalo, me embriago con la pestilencia que lo habita. Siento lo primitivo suspendido en el aire y me atrae, no lo puedo evitar. Siento también el dolor en el cuerpo, un dolor ancestral que corre por mis venas, un dolor que no se parece a ningún otro dolor, un dolor que no tiene nombre ni causa aparente, un dolor que está ahí para recordarme la existencia. Nadie escapa del dolor, o tal vez yo, que siempre he sido un poco pajarito, no puedo escapar de él. Quizás no me atrevo, porque qué tengo si no tengo mi dolor? Una vacuidad insoportable.


DICCIONARIO PROPIO 

Camola/camota= cama o lugar destinado al descanso. 

Pichungueta=pis, excreción líquida color ámbar.

Bucéfalo= persona que incurre en excesos, generalmente de comida.

Topo/a= persona que recién se despierta y parece aún dormida.

Pajarito/a= dicese de la persona que se considera algo torpe

Wofero/a= persona que con su aspecto, acciones o actitudes conmueve, generando en quien observa una sensación amorosa. 


Puede que la vida se parezca bastante a esta camola revuelta, si es así, me gusta la vida. Puede que permanecer en un estado de topo sea la mejor forma de enfrentar esta realidad que muchas se presenta tan violenta y tan ajena. Aguantar la pichungueta, como quien aguanta un laburo que no le gusta, sosteniendo el desagrado estoicamente, con esa voluntad de quienes se saben vencidos.

No consigo darme cuenta qué me pertenece. ¿Hay algo de todo esto que en verdad sea mío? ¿De dónde provienen esos ruidos? ¿De dónde surgen las palabras que se repiten como un eco eterno?


2- Camus, el hombre de nuestros tiempos


Por Valentín Mateyka


En nuestro mundo (aún) cargado de pandemias y desigualdades, quedan razones

más que suficientes para revisitar al escritor argelino y, en concreto, a L’Étranger

(1942), su novela prima.


Albert Camus fue un periodista, militante y dramaturgo, ganador del premio Nobel y

humanista a fieros regañadientes. Fue, además, aquel que puso en sus escritos la

expresión perfecta de la sociedad que vivimos a día de hoy.


En palabras de Matías Rivas Vergara;

“Camus propone un estilo de escritura que no es solo un testimonio literario de la

experiencia del absurdo, sino un estilo de la ausencia de sentido, quizás el único

estilo posible tras la demoledora crítica de Nietzsche a los fundamentos metafísicos

del Occidente”


El ejemplo fundamental del testimonio mencionado es, sin duda, aquel que

podemos encontrarnos en el texto pre-existencialista “El Extranjero,” obra publicada

durante la ocupación alemana en Francia, la cual saltó numerosas censuras del

Propagandastaffel nazi para revolucionar la literatura de su tiempo.


El Extranjero nos presenta la encarnación absoluta del ser absurdo. El Mersault de

Camus, protagonista de la obra, es un hombre que no termina de conectar con su

sociedad, un ajeno entre su propia gente. No es un extranjero en sentido literal; es

un extraño para las convenciones occidentales, un hombre que es puro cuerpo, puro

sentir, un hombre cuya mayor prioridad, en palabras de Vergara, es “ver pasar el

día.” La propia naturaleza del protagonista es reflejada en el estilo telegramático de

la novela (caracterizado por sus frases cortas) e, incluso, en las primeras oraciones

que se nos presentan;

“Hoy ha muerto mamá. O quizá ayer. No lo sé. Recibí un telegrama del asilo: ‘Falleció su

madre. Entierro mañana. Sentidas condolencias.’ Pero no quiere decir nada. Quizá haya

sido ayer.”


Meursault, en la primera pincelada de su sentir, no es muy distinto del telegrama de

un geriátrico ni del Hombre sin atributos de Musil. No es bueno ni malo, no es lindo

ni feo, no busca siquiera ascender en su trabajo, pues solo persigue lo presente y lo

concreto. Vive anestesiado por las costumbres y las diversiones de la vida, que no

hacen más que ocultar su vacío, su insuficiencia y su impotencia, (como bien

expresa Jean Paul Sartre en su explicación de L'Étranger) Es, en un sentido

emocional, ajeno a la gran mayoría de elementos a los que la sociedad occidental

presta especial importancia, incluidos, por supuesto, los ritos y pactos de la muerte.

En términos sencillos: Meursault no habla desde el cuerpo, Meursault es el cuerpo.

La experiencia del “absurdus” es aquella de la falla en la comunicación, del

desencuentro (con una instancia de “surdus”, sordera y desentendimiento), de la

descripción y del sentir por encima de cualquier explicación o resolución posible.

Meursault encarna esta incomunicación al separarse de las lógicas sociales

europeas, en una profunda crítica por parte de Camus al imperialismo (como supo

hacer, también, en sus escritos para Combat y Alger Republicain) y al

colonialismo de la razón que este impone, a través de la discriminación y la opresión

generacional en todas sus formas.


Toda violencia presente en esta obra se refleja, también, en una violencia histórica,

con Meursault como máximo exponente de sus víctimas. En palabras de Camus, en

su prólogo a la edición americana del extranjero ; “En nuestra sociedad todo hombre

que no llora el entierro de su madre se arriesga a ser condenado a muerte. En esta

sociedad hay que mentir.”


Meursault, como tantos otros, es aquí el diferente, el extranjero, el débil, el eterno

vencido de los procesos históricos y sociales, el oprimido que nunca dejará de serlo.

En palabras de Vergara, Meursault es “el único actor del drama más íntimo de lo

humano, la relación (o irrelación) entre cuerpo y lenguaje. Es el personaje que mejor

representa la tragedia del cuerpo; siempre juzgado y condenado por el logos.” El

extranjero, para Sartre, es el hombre frente al mundo. Es el discriminado, el


vapuleado, el pobre, el vencido, el que no encaja, el marginado que sufre un

constante ataque de la “correcta” sociedad.


Esto no es muy distinto del tiempo que vivimos ni de los que hemos sabido vivir. La

violencia histórica ejercida sobre El Extranjero de Camus es tan solo un escaño mas

en la crueldad de aquella humanidad que pocas veces queremos ver; el genocidio

armenio, el Shoah nazi, los maltratos, las vejaciones, “las guerras” y “las

desventuras” mencionadas por Camus en su recepción del Nobel; ¿Hace cuanto

tiempo Palestina es aplastada? ¿Cuánto tiempo estuvo Argelia dominada por los

franceses? Y, sobre todo, ¿Cuántas masacres habrán quedado por fuera de las

mencionadas? Miles, y miles por encima de esas miles.


Leer a Camus hoy en día significa reencontrarnos con nuestra propia realidad desde

una perspectiva distinta. Es pensar al otro desde su mirada y no desde las cifras de

los diarios o de las redes sociales que intentan vanamente representarlo. Es

alejarnos del prejuicio y abrazar la inmediatez, con todos sus placeres y desaciertos.

Es despegarnos de lo típico y, sobre todo, acercarnos a lo absurdo.



2- Mi torre babel - Del "Negro" Cuenca.


Cambiaron las estaciones del año, cambiaron las bolsas y botellas de mí barrio, los

origamis en el parque centenario nunca se desarmaron, aún los guardo en un cajón con

un hueco de olvidos que poco a poco atrae tus papelitos. Siento que fue mágico verte

armar animales de papel, verte traer vida usando tus manos creadoras y devastadoras,

una maga que solamente me hace reír cuando no me lo espero. Ese amor fue más que

simples palabras dichas por adolescentes, siento una energía que me da más de qué

hablar cuando lo siento por la madrugada. Lamentablemente, esa vez me enamoré sin

ver el tallo con espinas que lleva esta mujer.


Había algo en vos que detenía el tiempo que pocas veces nos tomábamos para vernos;

en tus palabras y mirada solo encontraba pequeñas tentaciones que me duermen al

compás de tu voz y reflejo de lentes, el rayo de sol por la tarde siempre resaltaba tu

ternura natural, por algo siempre te pedía salir por aquellas horas, descubrí algo de vos

que me deja encantado y no puedo descubrirlo bien entre tanta magia tuya.

Había tanto de vos que me dejaba hipnotizado, yo como tonto confié en tus palabras

dejándome fiar por tus manos; las calles eran nuestro refugio para besarnos a ocultas de

tu familia, una travesía llevada a la perfección por la unión de nuestro lazo eterno de

romance. Nuestras palabras serán un mantra que se repetirá, en un eterno bucle, en el

viento de Palomar.


Aún no puedo creer que esas manos puedan hacer tanto amor y arte, artista e ingeniera

de la máquina palpitante, sentimental y vital que llevo en el pecho; la vida que me diste

es inexplicable para las varias razones por la que dejaría de padecerla. Al igual que un

cuadro surrealista te veo; tan hermosa y misteriosa como vos misma, sos irreal para mí,

por eso necesito verte y tocar para comprobar si estoy soñando o solo existo en

realidades que te gusta crear para verme sonreír por la tarde.


De verdad me gustaste y muchísimo, quería estar ahí con vos; merendar y ver la tele con

los gatos dando vueltas por los pies mientras me acaricias mi mano y te reís del

conductor del noticiero, yo necesito ser de ayuda, aunque a veces no puedo curar los

dolores que te encadena la niñez, yo aún voy a amarte por todo lo que fuiste y serás; en

un pasado te amé y tal vez en el futuro también.


Dejaré de amarte cuando nuestros idiomas sean incomprensibles para el otro; cuando la

torre Babel se construya entre los dos incomprensibles, y nos destruiremos antes de

conocer a Dios.









 
 
 

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