[2024 - 2]La llama que no podrán apagar: un llamado a defender la universidad pública

Por Federico Meijide - Graduado y profesor de la Licenciatura Gestión y Tecnología Ferroviaria UNSaM

El reciente conflicto universitario sorprendió a muchos, incluyendo a quienes, como docentes y estudiantes, no anticipabamos la rapidez ni la determinación con la que se avanzaría en políticas que afectan a la educación pública. La ratificación del veto presidencial fue el disparador que agitó al ámbito universitario, despertando un movimiento de resistencia espontáneo que se transformó en un plan de lucha.

Muchos de nosotros, dentro del ámbito académico, subestimamos la posibilidad de que se aprobaran ciertas medidas, creyendo que serían frenadas en el Congreso o que nunca avanzarían. Sin embargo, con la confirmación del veto, quedó claro que el avance en temas delicados no se iba a detener.

El despertar estudiantil: una inyección de esperanza

La reacción de los estudiantes fue el motor que transformó esta situación en un verdadero movimiento. La universidad se llenó de asambleas y debates, generando una energía renovadora en un país que, a veces, parece perder la esperanza. El compromiso de los estudiantes trajo un impulso necesario para quienes creemos en el valor de la educación pública.

La universidad pública: un orgullo nacional

La universidad argentina siempre ha sido un motivo de orgullo y reconocimiento a nivel mundial. Nuestra historia de vanguardia en la región es algo que no podemos resignar. Este movimiento no fue solo una protesta más, sino un proceso genuino, casi espontáneo, que desbordó las estructuras burocráticas y sindicales, las cuales intentaron, en un principio, minimizarlo. 

La lucha continúa

Aunque la intensidad inicial ha disminuido, el movimiento ha dejado claro que el ataque a la educación no se aceptará sin resistencia. Los trabajadores, golpeados también por tarifas, recesión y despidos, se suman a esta lucha. La educación es nuestra herramienta más poderosa para construir un país mejor, y ahí es donde se ha marcado una línea de resistencia.

La lucha por la universidad pública y gratuita, la llama que encendió la resistencia el 9 de octubre, sigue viva. Aunque existan intentos de negociación o reducción de las tensiones, la defensa de la educación pública se mantendrá como una bandera que no se apagará.