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Tribuna Literaria abierta

Actualizado: 4 dic

Este espacio surge para darle lugar para quienes quieran compartir sus escritos. En este número compartimos escritos de : Andrea Trotta, Dafne Gutierrez y Agus Ferrer.


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1- Por Andrea. 


Invento abismos

Donde nacen los ardores

dejo señales desabrigada

imagino tus manos de tinta

en mi cuerpo envuelto de sal

apago todas las lámparas

dejo caer frases sin colores

nos separa una cordillera

y canciones llenas de humo.


Respiro miedo en la casa

las paredes son piel cansada

hacia adentro crecen plantas

como si la tierra las llamara.


Con voz de invierno

libros gotean tiempo

sus lomos se arquean

con cuerpos de fiebre.


Ojos fríos en un cielo 

cerrado sin destino 

son la caída lenta del deseo.




2- Por Dafne.


Me dijeron que era 

sensible 

como si fuera una falla. 

Y yo, que fallo tanto, 

Aprendí a usar mi sensibilidad para conectar. 


Acompaño infancias 

que gritan sin palabras, 

que corren cuando el deseo no alcanza, 

que repiten el mundo 

para entenderlo mejor. 

Como yo. 

 

Estudio letras, 

aunque a veces no me leo ni a mí. 

Subrayo, abandono, vuelvo. 

Como todo lo que me importa. 

Como todo lo que soy. 


Me agota sostener lo que no es mío, 

pero igual lo cargo  

porque me enseñaron 

que ser querida era poder con todo. 

 

Hoy prefiero lo que no duele ni quema, 

el cuaderno abierto, 

una taza que no se enfría. 

Y una pregunta que no tiene apuro. 

 

Soy un puente entre lo que los otros sienten y lo que no pueden decir, 

entre lo interno y lo externo, 

entre los niños que acompaño y el mundo que a veces no los entiende. 

 

No quiero encajar, 

quiero volver al cuerpo, 

a la emoción, 

a la palabra propia. 

 

 

………………………………………………………. 


Me nombraste con enojo 

que no era de hoy. 

Con frases afiladas 

que ya venían de antes. 


Yo apenas estaba ahí, 

mirando sin apuro, 

sintiendo sin ruido. 

 

Y entonces supe: 

no importa cuán lento camine, 

siempre hay alguien que piensa 

que vengo a husmear, 

a dañar, 

a fallar. 

 

Quería ser silencio, 

y me llamaste control. 

Quería ser cuidado, 

pero la sospecha llegó antes que yo. 

 

No hay promesas que alcancen 

cuando el juicio ya fue dictado 

en voz baja 

o entre cejas fruncidas. 

 

Y me volví sospecha. 

Una presencia que molesta sin hablar. 

Un gesto que incomoda 

solo por no romperse al instante. 

 

No hay grito en mí. 

Solo ese vacío exacto 

que dejan las cosas que se rompen 

sin hacer ruido. 


 ………………………………………………………. 


No te dije 

que me dolía 

tener que explicarme cada vez 

como si amar no alcanzara. 

Como si todo gesto mío 

fuera una posible trampa. 

 

No te dije 

que aprendí a elegir las palabras 

no para ser entendida, 

sino para no encenderte. 

Para que no explotes. 

Para que no te vayas otra vez 

sin cerrar la puerta. 

 

No te dije 

que fui dejando de decir. 

 

Me guardé tantas cosas 

que ahora me pesan en los huesos. 

En la lengua. 

En la espalda. 

Como si callar fuera 

un nuevo idioma del cuerpo. 

 

No te dije 

que lo vi venir. 

Que supe cuándo dejaste de mirar. 

Que hubo un día (uno solo) 

en que entendí que ya no había forma 

de no decepcionarte. 

 

Y desde entonces, 

todo fue descenso. 

 

No te dije 

que me dolió más tu duda 

que tu enojo. 

Porque el enojo al menos exige, 

pero la duda… 

la duda te deja 

esperando algo que nunca vuelve. 

 

No te dije 

que fui mucho más de lo que viste. 

Y que aún así, 

no bastó. 


3- Por Agus Ferrer.


Anoche miramos al cielo antes de soplar la pluma

luego de escuchar el rugido del viento.

Unas pequeñas gotas 

asomaban en la boca de la noche.

Eran gotas, no misiles; no bombas. 

Solo gotas.

La intervención continua y el pie es dejarlas caer.

A las plumas, no a las gotas. 

No a las bombas.

Dejarlas caer como cuerpos,

como el vuelo que pudiera ser.

Cómo algo que se ve morir,

como eso que elegimos no ver.


Las dejo caer y pienso en ellas.

Las vidas.

Las gotas.

Solo gotas.

No bombas.

Gotas solo.


Mi compañera las levanta, las reúne, las acaricia.

Mi compañera dice el poema.

El poema es breve.

Lo decimos aquí 

donde solo caen gotas.

Pájaros.

Pájaros, dice el poema.

Como pájaros cantamos el poema. 

Poesía dice el canto. 



Bombardeo.


Plumas juntamos,

plumas soplamos.

Refugiadas

en una casa que nos recibe,

Que nos aloja,

a nosotras tantas

vidas.

En una casa

donde solo caen

algunas gotas.


Una recita, otra sopla, otra danza.

Pájaros somos.

Podemos. 

Vidas.

Refugiadas

en otras vidas que nos abrazan

mientras abrazamos al poema

que podemos decir

porque aquí

solo

caen 

gotas.

Nos tomamos de las manos

como quien toma la vida.

Nos caen gotas en el rostro.

Gotas.

Que cese el bombardeo rezamos.

Para que en cualquier rincón de esté mundo

 se oiga fuerte el aullido del cielo

que solo quiere llover.


Plumas


Intervención por palestina 🍉

Basada en el poema del palestino Marwan Makhoul.




 
 
 

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