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La universidad en tiempos de SACAU

Por Mariana Lago y Richard Leguiza Humanidades UNSAM. 

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La aplicación del SACAU (Sistema argentino de créditos académicos universitarios), que busca implementar créditos como medida académica de acreditación sobre los planes de estudio, fue debatida por los estudiantes de la Escuela de Humanidades de UNSAM durante todo el 2025 pese a la escasa información brindada por la gestión de la universidad. En asambleas estudiantiles y comisiones por carrera se expresó el rechazo por parte del claustro estudiantil a la reforma a los planes de estudio que las autoridades presentan como la oportunidad de mejorar los indicadores de egreso y titulación de la universidad pública. 


De dónde venimos


En 2023 el gobierno de Alberto Fernandez junto a el Consejo Interuniversitario Nacional, presidido entonces por Carlos Greco, rector de la UnSaM,  aprobó la implementación del SACAU y una serie de medidas enmarcadas en las resoluciones “Siete puntos para la Universidad Argentina” con el supuesto objetivo de transformar el sistema universitario después de la pandemia y abordar problemáticas como la prolongación de las trayectorias académicas y la deserción estudiantil.  Este año, Capital Humano y el consejo Universitario, organismo que nuclea a rectores de universidades privadas y públicas, anunciaron el comienzo de su implementación y desde entonces, la gestión de la UNSAM busca formas de avanzar con la reforma sin una discusión abierta hacia los estudiantes.


Mientras el gobierno nacional se niega a aplicar la ley de financiamiento universitario y el salario de trabajadores docentes y no docentes continúa en espiral descendente, la gestión de la universidad administra el ajuste y busca aplicar cambios en los planes de estudio de las carreras con el justificativo de acortar las trayectorias de académicas para alentar la titulación. En diferentes declaraciones publicadas en la página Web de la UNSAM, la gestión compara los egresos de las universidades privadas con los de las universidades públicas como fundamento de su política de recortes en los contenidos de las carreras. La comparativa solo puede resultar absurda. ¿Cómo se puede comparar el recorrido académico de un estudiante cuya clase social le permite acceder a pagar mensualmente una cuota con un estudiante de una universidad pública del conurbano, que muchas veces es la  primera generación de universitarios en su familia?


Según datos difundidos por el gobierno nacional, el 18,7 % de los estudiantes de universidades públicas nacionales se egresaron en el tiempo teórico de las carreras (determinado por los planes de estudios) mientras que en las universidades privadas la tasa de egreso alcanza un  40,8 % en el periodo 2023/2024. Ahora bien, las políticas impulsadas por las gestión universitaria lejos están de abordar las dificultades estructurales con las que encontramos los estudiantes de las universidades públicas al momento de cursar ¿Cómo vamos a egresar sin oferta horaria que nos permita trabajar y estudiar? ¿Cómo vamos a sostener la cursada si tenemos que elegir entre cargar la SUBE o comprar un paquete de fideos? 


Laboratorios del ajuste en Humanidades


Psicopedagogía fue la primera carrera en dar el paso a la reforma. Anunciada con bombos y platillos por Gerardo Prol, director de la carrera, y definida como “un hecho histórico para la psicopedagogía” al momento de presentar el proyecto en el consejo de escuela de Humanidades. Sin embargo, el plan definitivo de la reforma se presentó luego de haber sido votado, sin haber incluido a los estudiantes en el debate. Sumado a esto, habiendo finalizado el segundo cuatrimestre se informa la implantación del plan para el 2026, con información escasa sobre el funcionamiento de las materias durante el año siguiente, sobre todo para quienes ya se encuentran avanzados en sus carreras. También se informa que ya no habrá materias que se dicten en el turno noche (hasta el año 2025, había materias del último año que podrán cursarse en ese turno, lo que ayudaba a terminar la carrera a muchos estudiantes trabajadores) volviendo a la carrera 100% del turno mañana.  Esta reforma promete ser la puerta de ingreso a nuevas perspectivas de la profesión. Sin embargo, en los hechos es un acortamiento de la carrera en detrimento de cátedras relacionadas con investigación, volviendo una carrera preparada para salir directo al mercado laboral. Considerando que las principales áreas laborales de la psicopedagogía son la educación y el trabajo en discapacidad, sectores que en lo que va del año apenas vieron un mísero aumento del 30% en tres cuotas en el mes de noviembre y fueron protagonistas de la resistencia contra el gobierno de Milei, enfrentando la desfinanciación, el ajuste y la precarización. 


Comunicación e Historia son otras de las carreras sobre las que las autoridades empezaron el proceso de ajuste sobre los contenidos de los planes de estudio. En Comunicación en particular la dirección de la carrera convocó tan solo a dos reuniones abiertas con el fin informativo de transmitir al claustro estudiantil el avance de la reforma: la eliminación de las cátedras introductorias (Introducción a la Sociología, a la Antropología y a la Ciencias Políticas), la tesis (el Taller de Tesis I y II) y la entrega de un título intermedio. De esta forma las cátedras introductorias, generalmente dictadas durante el primer año de la carrera, que aportan al desarrollo del pensamiento crítico ,pasan a ser materias optativas en el plan de estudios y la tesis, fundamental para el desarrollo de la investigación en el campo de la comunicación, pasa a ser reemplazada por créditos que se podrán adquirir cursando 3 materias optativas. 


El anuncio de la implicancia de la reforma no fue recibido con beneplácito por los estudiantes, que rechazamos la reforma, tanto en las asambleas estudiantiles como en reuniones de comisión de base, conformada por estudiantes de todos los años de la carrera. Ya que no solo propone el recorte de contenidos si no que también la degradación de nuestra certificación. Los títulos intermedios propuestos tanto en Comunicación como Historia responden solo a la necesidad de las autoridades de querer mejorar virtualmente la tasa de egresados y titulados de las universidades públicas nacionales sin abordar las problemáticas estructurales de la deserción estudiantil.


En Comunicación, por ejemplo, las autoridades proponen un título de “Analista en Medios de Comunicación” y en Historia proponen una diplomatura intermedia de “Divulgador..” hecha a medida de plataformas como Tik Tok e Instagram. En síntesis, se recortan contenidos, tecnifican las carreras y se reduce la investigación con el solo objetivo de emitir títulos y contenidos hasta ahora incluidos en las carreras de grado pasan a ser optativos, lo que presupone el riesgo de arancelamiento y el traspaso de estos contenidos a posgrados pagos. Mientras tanto, las autoridades de Escuela de Humanidades de la UNSAM  desoyen las demandas de los estudiantes y mantienen la restrictiva oferta horaria que hace prácticamente imposible trabajar y estudiar, ya que las carreras solamente pueden estudiar en una única franja (Psicopedagogía de 8 a 12 hs, Historia y Comunicación de 14 y 18  y Educación, Filosofía y Letras de 18 a 22) y en simultáneo, el gobierno nacional prepara una reforma laboral que tiene como objetivo avanzar con un aumento de la jornada de trabajo  y la aplicación de un banco de horas que habilita a las patronales a manejar nuestro tiempo a su gusto y conveniencia. 


La ONG Tejido Urbano plantea en un informe como el hecho de trabajar, estudiar y alquilar se transformó en un desafío para los estudiantes universitarios en un contexto de crisis económica creciente  y destaca: “de los más de 1,5 millones de jóvenes universitarios entre 17 y 29 años, poco más de 524.000 están ocupados, mientras que 83.000 buscan trabajo activamente y 790.000 se consideran inactivos en el mercado laboral.” ¿Cómo se puede estudiar si la universidad se vuelve en los hechos accesible para unos pocos? Datos presentados por el Observatorio de Juventudes de Fundación SES indican, siguiendo esta línea, que el 19,2 por ciento de los jóvenes de entre 18 y 24 años está desempleado y el 63,4 por ciento trabaja en condiciones informales. Estas son las problemáticas reales de los estudiantes, muchas veces también trabajadores, que las autoridades parecen desconocer.


El aumento de la oferta horaria y de becas integrales son demandas históricas de los estudiantes de la UNSAM. Para poder conquistarlas necesitamos recuperar los Centros de Estudiantes para que sean una verdadera herramienta de organización y no simples sucursales de la gestión de la universidad como los quiere presentar Construir (JP). Desde En Clave Roja y la Juventud del PTS queremos dar la pelea en cada carrera para frenar esta contrarreforma regresiva, por eso somos parte e impulsamos cada asamblea y comisión. Porque creemos en la organización colectiva, democrática y desde abajo. Porque tenemos que pelear por dar vuelta las prioridades y construir una nueva universidad: abierta al pueblo trabajador, donde el desarrollo científico y la producción colectiva del conocimiento estén puestos al servicio de las necesidades de las mayorías populares y no de las empresas. 


La reforma silenciosa: cómo el SACAU profundiza la crisis estructural de la universidad pública

La reforma que hoy intenta avanzar en la UNSAM no puede comprenderse por fuera de la contradicción estructural que señalaba Juan Carlos Portantiero en Estudiantes y política en América Latina (1978) hace casi medio siglo y que sigue operando con total vigencia. La masificación de la universidad pública (aun con todos sus límites, conquistas y contradicciones) abrió las puertas a cientos de miles de jóvenes de las clases trabajadoras. Pero el capitalismo argentino, dependiente y atravesado por crisis permanentes, no está en condiciones de absorber a esa fuerza de trabajo calificada ni de ofrecer reales condiciones de ascenso social. Ahí se vuelve evidente el trasfondo: no se trata de mejorar la formación, ni de “modernizar” planes de estudio, sino de adecuar la universidad a un mercado laboral precarizado, reducir los tiempos de cursada y recortar contenidos para producir graduados más funcionales a las necesidades del capital.

Por eso el SACAU aparece como la herramienta perfecta para un proyecto más amplio: tecnificar, fragmentar y vaciar la formación humanística y crítica, al mismo tiempo que se administra el ajuste presupuestario y se relega cualquier discusión seria sobre las condiciones materiales de estudio. La reforma avanza no porque responda a los problemas reales de la comunidad universitaria, sino porque expresa la voluntad de las autoridades de “ordenar” la universidad bajo los parámetros que exige un modelo social que ya no promete futuro para la juventud, sino adaptación a la precariedad.

Frente a esa ofensiva, nuestra respuesta no puede limitarse solo a la defensa de tal o cual materia, sino que debe apuntar a cuestionar el proyecto de universidad que se quiere imponer. Retomando la mejor tradición de lucha del movimiento estudiantil, necesitamos organizarnos en cada carrera, fortalecer las asambleas y recuperar los Centros de Estudiantes para transformarlos en herramientas vivas al servicio de quienes estudiamos y trabajamos. Porque la universidad que defendemos no es solo la que produce títulos para inflar estadísticas, sino la que se construye junto a las necesidades del pueblo trabajador, la que apuesta al conocimiento crítico, a la investigación y a la transformación social.

En un país donde el gobierno nacional busca imponer una reforma laboral regresiva y profundizar el ajuste, los estudiantes no podemos quedar al margen. La pelea por frenar el SACAU, por ampliar la oferta horaria y por conquistar becas integrales forma parte de una misma batalla: enfrentar un proyecto que pretende convertir la educación en un privilegio y disciplinar a quienes sostienen la universidad pública. Por eso, hoy más que nunca, hace falta coordinar nuestras luchas con docentes, no docentes y trabajadores, y levantar una alternativa que recupere el sentido más profundo de la universidad pública: ser una herramienta de emancipación social y no de subordinación al mercado.

Fuentes:






 
 
 

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